La mejoría desde su primera novela a esta es evidente. La narración es ágil, directa y tiene no pocos momentos brillantes. El transcurso de la batalla (unas 40 páginas) es contado con viveza, emoción y descrito con precisión. Tanto la historia como sus personajes son pura historia y pura ficción; grandes héroes, con debilidades humanas; débiles hombres perdidos que se erigen como héroes… Y con el acierto de no tener buenos y malos (aunque los haya), si no de enfrentar a dos grandes estrategas, frente a frente, Régulo y Jantipo, que seducirán, a su modo, al lector.