“Algún día el dolor te será útil.”
Ovidio.
Año 65 d.C.
Dos muchachos deciden alistarse en una unidad del ejército imperial compuesta exclusivamente por cántabros: la Cohors II Cantabrorum. Jamás han salido de su aldea y tienen un sueño: aprender de Roma para derrotarla. Serán destinados a la otra esquina del imperio, a la levantisca procuraduría de Judea, donde la presión fiscal, los abusos de la administración romana y las aspiraciones mesiánicas de los judíos amenazan con desestabilizar la zona. Los jóvenes cántabros se verán envueltos en una auténtica revolución, en una tierra que no comprenden y en la que tendrán que ejercer de brazo ejecutor de un imperio al que detestan.
La revuelta judía constituirá un terremoto histórico de primera magnitud del que, aún a día de hoy, se sienten las réplicas.
Una novela intensa, dinámica, plagada de acción y de personajes apasionantes. Como viene siendo habitual en la obra de Santamaría, las escenas bélicas son de un realismo sobrecogedor.
Basándose en los textos de Flavio Josefo, Santamaría nos traslada a la Judea del S.I d.C., a un acontecimiento histórico que marcará el devenir del judaísmo y el cristianismo, a un auténtico choque de civilizaciones y culturas. Tal y como nos tiene acostumbrados este autor, en el relato de Santamaría no hay ni buenos ni malos. A las vivencias de unos jóvenes cántabros que tendrán que servir al imperio en un mundo que no comprenden, se añaden las escenas intimistas de archiconocidos personajes históricos de la talla de Séneca, Nerón, Flavio Josefo, Vespasiano o Tito.
Un período complejo que cobra vida en esta obra tan intensa como amena y didáctica.
